El número de personas viviendo en
extrema pobreza en Brasil aumentó en más de 1 millón
por Juliane
Furno* para Brasil de Fato – Sociedade e Pobreza no Brasil
Es
visible el aumento del número de personas viviendo en la calle, de mendigos en
los semáforos, en las puertas de los mercados y afines / Rovena Rosa/Agência
Brasil
Si la
reforma de las Pensiones fuera aprobada, la crisis social aun puede agravarse
Un
estudio de la empresa LCA Consultores – con base en datos recientes del
Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) – indica que el número de
personas viviendo en la extrema pobreza en Brasil aumentó en más de 1 millón.
Estos datos, divulgados este miércoles (11.04.2018), apenas comprueban la
imagen que cualquiera de nosotros – caminantes de nuestras ciudades – ya
constatamos en la práctica.
Es
visible el aumento del número de personas viviendo en la calle, de mendigos en
los semáforos, en las puertas de los mercados y afines. A los habitantes de la
gran São Paulo les asusta el escenario reciente de personas vendiendo cualquier
tipo de cosas en el metro, desde chocolates y accesorios hasta su “arte”,
músicos, cantores, poetisas que entran en los vagones buscando algún
sustento.
No fue
solamente la extrema pobreza que creció. Esos datos muestran la opción actual
por la manutención y ampliación de las desigualdades sociales. La investigación
reveló que el 5% más pobre de la población brasileña dejó de ampliar su ingreso
real - como venía ocurriendo en los gobiernos petistas – y vio disminuir su
ingreso medio en 18% en 2016.
Veamos el
ejemplo de las empleadas domésticas. Esa masa de trabajadoras –mayoritariamente
mujeres y negras– alcanzaron un aumento en su ingreso medio de 76% por sobre la
inflación entre 2003 y 2014.
La
fórmula económica es simple: si hay la misma cantidad o más de personas
buscando empleadas domésticas y menos empleadas domésticas ofertando trabajo en
el mercado, los salarios tienden a subir. De hecho, menos mujeres prestaron servicio
doméstico.
Mientras
en la década de 1990, 19% de la fuerza de trabajo femenina estaba ocupada
en el trabajo doméstico, en 2014 ese percentaje cayó a 15%.
Sin
embargo, después de 2016, el número de empleadas domésticas se amplió
significativamente. Eso porque, en momento de crisis, de cierre de puestos en
el mercado de trabajo y de disminución del ingreso de las familias, las mujeres
encuentran en el trabajo doméstico la única alternativa de inserción laboral.
Por la misma lógica, si más empleadas domésticas buscan empleo, los salarios
caen. De 2016 a 2017 las trabajadoras domésticas tuvieron
una perdida salarial de 8,3%.
Los datos
actuales de aumento de la extrema pobreza, de las desigualdades y de la caída
del ingreso de la clase trabajadora tienen dos motivos principales. El primero
es el aumento del desempleo. Entre 2014 y 2017 Brasil duplicó el número de
desocupados. La falta de empleo sumada a la ausencia o disminución de los
servicios y políticas públicas tiende a aumentar la extrema pobreza.
La mayor
parte de los desempleados se concentra en la base de la pirámide social, el
mismo sector en el que el gobierno del presidente golpista Michel Temer recortó
a 326 mil hogares el beneficio del Programa Bolsa Familia . Además de eso, la
inexistencia de políticas públicas de vivienda, de restaurantes comunitarios o
de generación de renta agrava aún más el cuadro de la tragedia.
Por la
Ley de oferta y demanda, cuanto más trabajadores desempleados buscando empleo,
menores son los salarios ofertados. De esa forma, el desempleo ayuda a
presionar para abajo el salario de los ocupados, lo que disminuye el ingreso y
aumenta la desigualdad entre Capital y Trabajo.
En
segundo lugar, los empleos creados en ese período son, en su gran mayoría,
precarios – y pagan salarios más bajos. Eso todo debido a la aprobación de la
Reforma Laboral, que “legaliza” lo que antes era considerado trabajo temporal.
Con eso
el país va a volver a presentar crecimiento del número de empleados, sin
embargo, esos empleos creados seguirán la regla de la precarización, con bajos
salarios, ausencia de derechos fundamentales y vínculos temporales.
El año de
2017 es el primero en la historia brasileña en que el número de trabajadores
informales superó al de trabajadores formales. Como si no bastase eso, la
política de desvalorización del salario mínimo, en los últimos dos años,
también contribuye a la caída del ingreso de los trabajadores, sobre todo los
más pobres, que se concentran en las mujeres, negros y jóvenes
¡Pero aún
no estamos en el fundo del pozo! Si la reforma de las Pensiones fuera aprobada,
la crisis social aún se puede agravar. Si no existiese la Seguridad Social
brasileña, ¡el porcentaje de personas viviendo en la extrema
pobreza sería 12% mayor!
Esos son
los datos de los estragos en el Brasil del golpe. Primero sacaron a Dilma.
Después nos quitaron los derechos. Congelan los gastos, se derrumba la
inflación, se retrae el crecimiento económico, aumentan las desigualdades, se
exacerba la concentración de la renta y se infla el número
de miserables.
*Juliane Furno es doctoranda en Desarrollo
Económico en la Universidad de Campinas, formadora de la Central Unica de
Trabajadores - CUT y militante del Levante Popular de la Juventud.
Edición: Daniela Stéfano | Traducción: Pilar
Troya
https://www.brasildefato.com.br//2018/04/20/opinion-or-desigualdad-y-extrema-pobreza-avanzan-a-pasos-firmes-en-el-brasil-del-golpe/
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