Por Cristina Fontenele para agência
Adital - Sociedade, Alimentos e Pobreza
La Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO) acaba de lanzar su informe anual sobre
"El estado mundial de la agricultura y la alimentación. La protección
social y la agricultura: romper el ciclo de la pobreza rural”. En el informe se
aborda la utilización de los programas de protección social en los países en
desarrollo en el combate al hambre y a la pobreza. La conclusión de la FAO es
que esos proyectos por sí solos no son suficientes para eliminar la pobreza,
pero si se alinean con programas agrícolas se vuelven más eficaces. Para la
organización, la protección social reduce la pobreza, estimula actividades
económicas, no disminuye la fuerza de trabajo y, cuando está dirigida a las
mujeres, tiene un mayor impacto en la seguridad alimentaria.
En el informe se define protección social como las
iniciativas que proporcionan a los pobres la transferencia de dinero o en
especies, que protegen a los vulnerables ante los riesgos y que mejoran la
condición social de los marginados. En el estudio se señalan tres esferas de
ese mecanismo: la asistencia social (redistribución del ingreso u obras
públicas), la previsión social (programas contributivos de cobertura), y la
protección en el mercado de trabajo.
De acuerdo con la FAO, en 2013 los programas de
protección social ayudaron a sacar de la pobreza extrema a 150 millones de
personas. Hoy en día, aproximadamente 2,1 mil millones de personas en el mundo
reciben algún tipo de protección social, mil millones de ellas viven en los
países en desarrollo.
Hay diferencias nítidas entre las regiones. En el
informe se señala que en los lugares con mayor incidencia de pobreza residen
los niveles más bajos de cobertura social. El 22% de la población de Asia
meridional y del África Subsahariana están cubiertas por medidas sociales,
mientras que en América Latina y el Caribe el índice promedio es del 27%.
Paradójicamente, las regiones con menor pobreza reciben una protección social
más amplia, alcanzando al 60% de la población.
Cobertura de los programas de protección social por región.
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Escenario
A pesar de los avances en el cumplimiento de los
Objetivos de Desarrollo del Milenio en relación con la pobreza y con el hambre,
casi mil millones de personas todavía viven en situación de pobreza extrema
(con menos de U$S 1,25 por día) y 795 millones siguen en situación crónica de
hambre. Según el informe, hasta 2010 el 78% de esas personas vivían en las
zonas rurales, dependían de la agricultura de subsistencia y todavía hoy están
condicionadas a un ciclo de pobreza transmitido por generaciones.
Para erradicar el hambre en el mundo de manera
sustentable hasta 2030, se estima que será necesaria una inversión promedio de
U$S 267 mil millones anuales, en las zonas rurales y urbanas, y en medidas de
protección social, el equivalente al 0,3% del PIB [Producto Interno Bruto]
mundial. El monto corresponde a un promedio anual de U$S 160 por persona en
situación de pobreza extrema durante un período de 15 años.
Programas de transferencia de ingresos
El número de países con iniciativas que involucran la
transferencia de ingresos condicionada, en la cual el beneficiario recibe
dinero a cambio del cumplimiento de alguna obligación (matricular a los niños
en las escuelas, ir con frecuencia a los puestos de salud), aumentó de 27
(2008) a 63 (2014). De acuerdo con el informe, en América Latina y el Caribe
(22 países) y en el África subsahariana (18 países) esos modelos son más
utilizados.
Los programas sociales más amplios en número de
personas atendidas son Janani Suraksha Yojana en India (78 millones), el
Subsidio familiar en Brasil (49 millones), y el Prospera en México (26
millones). En el informe se señala que los proyectos de alimentación escolar
más amplios están en India (105 millones de niños) y en Brasil, que atiende a
47 millones de niños.
De acuerdo con el informe, el Subsidio Familiar es un buen ejemplo de
una red amplia de políticas complementarias.
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Subsidio Familiar
En Brasil, la FAO destaca el programa Subsidio
Familiar (Bolsa Família), que beneficia a cerca de 14 millones de familias sólo
en 2015, lo que equivale al 24,5% de la población del país. Logró reducir en un
13% la pobreza y en un 32% la pobreza extrema entre 2003 y 2009. En el informe
se revela que el Subsidio Familiar es un buen ejemplo de una red amplia de
políticas complementarias y uno de los programas "con objetivos más
precisos de América Latina, debido al uso del Registro Único (CadÚnico)”.
De acuerdo con el informe, en América Latina las
transferencias de mayor "envergadura” se adaptaron para aliviar la
"brecha de la pobreza” y proporcionaron un incremento del consumo de un
27%.
Protección social y agricultura
Según la FAO, la agricultura y la pobreza rural están
estrechamente relacionadas. La agricultura genera alrededor del 10% del PIB en
los países de bajos y medios ingresos, empleando aproximadamente el 45% de la
mano de obra total (formal e informal).
Buscando nuevas estrategias en la superación de la
pobreza, los países en desarrollo han combinado el incentivo de la agricultura
con los mecanismos de protección social. En América Latina, en el informe se
cita el caso del programa Prospera (antiguo Progresa/Oportunidades) de México,
que posibilitó que el 25% de los beneficiarios se convirtieran en
emprendedores.
Proporción de la población rural y urbana en la pobreza extrema.
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El crédito rural es señalado como una alternativa de
desarrollo rural, pero un camino que puede llevar a los productores rurales a
endeudarse. En los últimos años en Brasil, el Pronaf (Programa Nacional de
Fortalecimiento de la Agricultura Familiar) financió alrededor de 2 millones de
préstamos, el equivalente a U$S 10 mil millones, a una tasa anual del 2%.
Según la FAO, programas de protección social
contribuyen a reducir la pobreza y son más eficaces cuando están alineados con
programas agrícolas.
Cristina Fontenele - Periodista.
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crisfonte@hotmail.com
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